La posición anómala de las orejas con respecto al cráneo ha recibido a lo largo de los años diversos nombres, orejas salientes, separadas, en asa, en abducción, protuyentes, de soplillo, valgas, prominentes, etc. Y es una condición que afecta, en mayor o menor medida, a gran parte de la población.
El 77% de las personas con orejas “de soplillo” reconocen que serian más felices y con más autoestima si no las tuvieran así, y más de la mitad admiten haber sufrido burlas debido a su condición.
¿Qué es la otoplastia?
Es una cirugía que se realiza para reposicionar las orejas prominentes o “de soplillo” a una posición estéticamente más “normal”, o para reducir el tamaño de las orejas grandes.
¿Cómo es el procedimiento?
Esta intervención suele durar entre 2 y 3 horas, pudiendo prolongarse en casos más complejos; y dependiendo del tipo de anestesia se realiza en régimen ambulante o permaneciendo en la clínica la noche de la cirugía.
El tipo de anestesia dependerá también del paciente y de su edad. En niños suele emplearse anestesia general, debido a que ellos no toleran muy bien el hecho de encontrarse en un quirófano, y quietos durante la intervención, mientras que en adultos simplemente suele realizarse empleando anestesia local. En caso de que el paciente adulto se encuentre muy ansioso se suele administrar además un sedante, o directamente utilizar anestesia general.
La técnica empleada para la intervención dependerá concretamente del problema a tratar. Por lo general y grandes rasgos, se realiza una pequeña incisión en la parte posterior de la oreja exponiendo el cartílago auricular, luego se esculpe el cartílago y se dobla hacia atrás. Por último se extirpa una cuña de piel de la parte posterior de la oreja. La cicatriz resultante de este procedimiento casi no es notoria, quedando disimulada detrás de la oreja.
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